jueves, mayo 31, 2007

Personal.

Debo ser medio vegetal, pues al fin algo de lluvia me levanta el ánimo y me llena de vitalidad...creo que ya se anunciaba hace algunos días, e incluso esas cuatro gotas de llovizna que cayeron hace un par de días tuvieron en mi su efecto. Tal vez eso explique por qué los secadores de manos de los baños del cine no me detectan, y es más, se apagan si estaban funcionando: detectan calor animal.
Tuve la suerte de despertarme varias veces durante la noche y sentir el sonido de la lluvia en los techos y los árboles: también vivo de músicas antiguas como el Tiempo.
Es hora de encerrarse en el taller, entre virutas y serrines y olor a raulíes, lingues, encinas, nogales y caobas....
Insisto: algo hay que se imprime en la genética a través de los tiempos, es innnegable e indesconocible que el modo de vida de los antiguos no puede ser arrasado en dos ni tres ni seis generaciones.
No se puede olvidar el aroma del mar que durante siglos, y por qué no, tal vez milenios, generaciones y generaciones de antepasados de uno respiraron y fue su vida su amor y su odio..hasta que uno tocó puerto y vendió su barco y logró que su hijo se hiciera hombre de tierra...y de papel y papeleo.
No se puede olvidar el aroma de la madera y la piedra que durante siglos, y por qué no, tal vez milenios, generaciones y generaciones de antepasados de uno respiraron al interior de su chalet alpino, encerrados meses durante el frío invierno, confiando en que la nieve se terminase antes que la leña y el jamón y el salame y el queso fundido, mientras tallaban en nogal regalos de amor o de obstinación....hasta que uno bajó de la montaña y no miró atrás.

No se puede olvidar ni los verdes prados, ni los animales de pastoreo, ni la roca que endurece las manos, no se pueden olvidar viejos ritos. La tradición suena como traición, tal vez porque duele bajar de la montaña o salir del mar, y duele siempre, por generaciones y generaciones. Uno añora cosas que no conoce, y la melancolía lo devora, y uno no sabe por qué.
Todo acostumbramiento supone un regañadientes. Una grieta en las placas tectónicas de uno.

1 Comments:

At 11:09 p. m., Blogger Ale said...

Es verdad eso que dices de que uno añora lo que no conoce,a mi también me pasas y lucho por llegar a concoer la tradición de msi antepasados nipones, siento que la vida inevitablemente me lleva hacia ellos.
Un abrazo.

 

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