sábado, diciembre 23, 2006

Navidad.

Los siguientes son dos fragmentos de los Soliloquios de Belén, de Papini. El texto completo se puede encontrar en sus libros y en mi link "Vean la Biblioteca", o sea CiudadSeva. Ponerlo aquí entero hubiese sido excesivo. A veces los leen enteros en Nochebuena en algunas radios. Comienzan con el soliloquio del posadero que les cierra las puertas, y termina con el del Asno. Entre medio está lo que dice el dueño del pesebre, un pastor, un ratón, un gorrión, el buey, las ovejas, una matrona...



EL POSADERO

Aunque me hubiera quedado una habitación libre, desde luego no se la hubiera dado a esa pareja. Gente sospechosa. Han dicho que eran marido y mujer, pero yo no me chupo el dedo y a mí no me la pegan.

Él es demasiado viejo y ella demasiado joven. Y como está encinta... Tal vez es el padre que la ha sacado de su pueblo para evitar el escándalo. Pero la mía es una posada honrada, y aquí no quiero partos clandestinos.

Por otra parte, no me parece que la trate como a una hija. Este vejete la mira como si fuera una cosa santa y casi con reverencia. Acaso es un criado de confianza que ha cargado con este bonito trabajo... De todas maneras, su marido no es. Y ella con ese aire inocente y casto como si no se avergonzase de nada... Y debe de estar en los últimos días. Ya te digo yo que las apariencias... ¡Fíate de las mujeres! Parece una virgen y está a punto de ser madre. ¡Hay que ver! Y luego, como si no bastara, huelen a miseria desde una legua. Y en mi casa no quiero pobres. Serían capaces de plantarse aquí durante un mes, con la excusa de la parturienta, y al final de todo oírles decir que no tienen bastante dinero para pagar la cuenta.

Si hubieran llegado con bonitos vestidos y con la bolsa llena acaso hubiera podido encontrar un rinconcito para ellos. El mozo podía haber ido a dormir a casa de sus hermanos durante algunas noches... Cuando el oro está de por medio todo se arregla. Pero con esos no hay nada que hacer. Ella lleva un vestido cualquiera que yo me avergonzaría de dar a mi mujer, y él un manto liso que debe de tener más años que quien lo lleva. Además, habría el peligro de que los gritos de ella y los lloros del niño molestaran a los otros viajeros. ¡Buena cosa encontrarse la posada vacía por culpa de dos vagabundos misteriosos! Aseguran que son galileos, pero el refrán dice que de Galilea nunca puede venir algo bueno.

¡He hecho bien en sacármelos de encima!

Un agujero en cualquier sitio lo encontrarán seguro antes que sea de noche.



EL ASNO

Dios ha querido que antes de morir viera cosas maravillosas.

¡Todas las noches aquí dentro, en las tinieblas, cansado y triste, pensando en mi vida desgraciada, sin otra compañía que un buey que rumia o un ratón que roe!

Ahora, en cambio, me parece estar en el corazón del mundo. Un esplendor que palpita, un cántico que baja de los cielos, una mujer más bella que las otras mujeres, un niño que roba el sosiego a quien le ve. Yo no soy un sentimental, como mi blanco compañero, y tampoco un supersticioso, como mi dueño. Y, sin embargo, tendría ganas de arrodillarme como hacen estos cabreros que han acudido aquí, corriendo, como si los hubiera convocado un Dios.

También yo he rodado lo mío; una vez he estado en Damasco y seis veces en Jerusalén. Pero no recuerdo un prodigio como éste, nunca me he sentido tan feliz como esta noche.

Esa joven que inclina su rostro bellísimo y pálido sobre el fruto de su sangre, casi me hace llorar por no sé qué nueva ternura. Y ese hombre anciano que contempla a la mujer y al niño como si estuviera arrebatado a la felicidad por un sueño. Y esos pastores que tienen la cara más enrojecida por la alegría que por el reflejo de las llamas. Y esa criatura dulcísima tendida en el pesebre, que contempla a todos como si los quisiera consumir con su corazón.

Ese no es hijo de hombre. He oído decir a los pastores que les fue anunciado el nacimiento de un Dios. Cuanto más lo miro, más me parece verdad. Los hombres no tienen esos ojos, no exhalan ese fulgor.

¡Y pensar que yo lo he visto nacer, yo, pobre bestia de carga despreciado por todos! ¿Por qué misterio ha querido iniciar su vida aquí, en este pedazo destartalado, destinado a nuestros morros hambrientos? ¿Por qué arcana razón soy digno de ser espectador de un portento tan increíble: el nacimiento de un Dios?

Soy el último de los animales de la tierra, soy un pobre saco de piel llagada y de huesos molidos; pero no me eches, Niño; permíteme a mí amar a Aquel que un día quiso crear hasta a mí.

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Feliz Navidad a todos: a quienes me leen, a quienes no me leen, a mis amigos, a mis enemigos, a los que están lejos, a los que están cerca, a los de España, a los de Alemania, a los de Santiago, a los de Talca, a los de Viña, a los de Punta Arenas, a los de Limache, a los que se casaron y a los que ya lo estaban, a los que veo con gusto casi todos los días, a los que nunca llamo pero quisiera, a todos. Creo que no se me olvida nadie. Y si no, que me perdone.

2 Comments:

At 11:37 p. m., Blogger Hyera said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

 
At 10:31 p. m., Blogger jelly said...

holiii
feliz navidad para ti tb y aun k la distancia es harta, la amistad no asik muchos besoos y abrazos
chauuuu
aaa y un feliz año tb
k el 2007 sea super para ti
yop

 

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