jueves, septiembre 14, 2006

Alberto Hurtado.

Santo de muchos. Un buen hombre. Con una habilidad: convenció y convence a quienes se hacen llamar cristianos que la caridad es "Dar hasta que duela", que es un poco más suave que el verdadero mandato cristiano: No hay que dar hasta que duela, hay que dar hasta que ya no duela. (Aunque bastaría con darle un vaso de agua, un trozo de pan, o tu abrigo a quien te golpea la puerta).
Es confuso el cristianismo, deliciosamente confuso para quienes se hacen llamar cristianos, y "dan hasta que duele".

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