sábado, enero 13, 2007

Hurto Circunstancial.

Hace un tiempo atrás, paseando por el next blog, encontré uno llamado Relatos Compartidos, publicado por un colectivo de "mujeres santiaguinas de entre 24 y 28 años, estudiantes y profesionales, todas guapas, inteligentes y muy exigentes". El asunto es que dentro de todos lo relatos compartidos, figuraba una selección de poemas de Borges, bastante interesantes por demás, en especial por una frase, la cual me llevó a marcar el dichoso blog. Asimismo, esa frase me llevó a ir contra mi instinto, publicando muy a regañadientes un humilde comentario. Gran error, pues desde entonces nadie se ha hecho cargo del blog ese, y ya nadie publica nada. No se si sólo sea coincidencia, pero mis sentidos me llevan a pensar que se sintieron pilladas, observadas, y se han ocultado, cual fantasmas japoneses. Se que están ahí, pero no dan señales de existir.
De todos modos no importa mucho, pues es un blog bastante insulso a mi modo de ver, aunque se trate de una realidad bien común en el espectro femenino chileno de la edad.
Con todo respeto. (Como dice mi hermano cuando te saca la madre).

Ahí va el Hurto de que hablo.

Borges

AUSENCIA
Habré de levantar la vasta vida que aún ahora es tu espejo: cada mañana habré de reconstruirla.Desde que te alejaste, cuántos lugares se han tornado vanos y sin sentido, iguales a luces en el día. Tardes que fueron nichos de tu imagen, músicas en que siempre me aguardabas; palabras de aquel tiempo, yo tendré que quebrarlas con mis manos. ¿En qué hondonada esconderé mi alma para que no vea tu ausencia que como un sol terrible, sin ocaso, brilla definitiva y despiadada? Tu ausencia me rodea como la cuerda a la garganta, y el mar al que se hunde.

EL AMENAZADO
Es el amor. Tendré que ocultarme o huir. Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz. La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única. ¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio de las letras, la vaga erudición el aprendizaje de las palabras que usó el áspero Norte para cantar sus mares y sus espadas, la serena amistad, las galerías de la Biblioteca, las cosas comunes, los hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra militar de mis muertos, la noche intemporal, el sabor del sueño? Estar contigo o no estar contigo, es la medida de mi tiempo. Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se levanta a la voz del ave, ya se han oscurecido los que miran por la ventana, pero la sombra no ha traído la paz. Es ya lo se, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz, la espera y la espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo. Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles. Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar. Ya los ejércitos que cercan, las hordas. (Esta habitación es irreal; ella no la ha visto.) El nombre de una mujer me delata. Me duele una mujer en todo el cuerpo.

EL ENAMORADO
Lunas, marfiles, instrumentos, rosas, lámparas y la línea de Durero, las nueve cifras y el cambiante cero, debo fingir que existen esas cosas.
Debo fingir que en el pasado fueron Persépolis y Roma y que una arena sutil midió la suerte de la almena que los siglos de hierro deshicieron.
Debo fingir las armas y la pira de la epopeya y los pesados mares que roen de la tierra los pilares.
Debo fingir que hay otros. Es mentira. Sólo tú eres. Tú, mi desventura y mi ventura, inagotable y pura.

EL INSTANTE
¿Dónde estarán los siglos, dónde el sueño de espadas que los tártaros soñaron, dónde los fuertes muros que allanaron, dónde el Árbol de Adán y el otro Leño?
El presente está solo. La memoria erige el tiempo. Sucesión y engaño es la rutina del reloj. El año no es menos vano que la vana historia.
Entre el alba y la noche hay un abismo de agonías, de luces, de cuidados; el rostro que se mira en los gastados espejos de la noche no es el mismo. El hoy fugaz es tenue y es eterno; otro Cielo no esperes, ni otro Infierno.

EL LABERINTO
No habrá nunca una puerta. Estás adentro Y el alcázar abarca el universo y no tiene ni anverso ni reversoni externo muro, ni secreto centro. No esperes que el rigor de tu camino que tercamente se bifurca en otro, tendrá fin. Es de hierro tu destino como tu juez. No aguardes la embestida del toro que es un hombre y cuya extraña forma plural da horror a la maraña de interminable piedra entretejida. No existe. Nada esperes. Ni siquiera en el negro crepúsculo la fiera.

EL SUEÑO
Si el sueño fuera ( como dicen ) una tregua, un puro reposo de la mente, ¿por qué si te despiertan bruscamente, sientes que te han robado una fortuna?¿Por qué es tan triste madrugar? La hora nos despoja de un don inconcebible, tan íntimo que sólo es traducible en un sopor que la vigilia dora de sueños, que bien pueden ser reflejos truncos de los tesoros de la sombra, de un orbe intemporal que no se nombra y que el día deforma en sus espejos. ¿Quién serás esta noche en el oscurosueño, del otro lado de su muro?

EVERNESS
Sólo una cosa no hay. Es el olvido. Dios, que salva el metal, salva la escoria y cifra en su profética memoria las lunas que serán y las que han sido
Ya todo está. Los miles de reflejos que entre los dos crepúsculos del día tu rostro fue dejando en los espejos y los que irá dejando todavía.
Y todo es una parte del diverso cristal de esa memoria, el universo; no tienen fin sus arduos corredores
y las puertas se cierran a tu paso; sólo del otro lado del ocaso verás los Arquetipos y Esplendores.

HE COMETIDO EL PEOR DE LOS PECADOS...
He cometido el peor de los pecados que un hombre puede cometer. No he sido feliz. Que los glaciares del olvido me arrastren y me pierdan, despiadados. Mis padres me engendraron para el juego arriesgado y hermoso de la vida, para la tierra, el agua, el aire, el fuego. Los defraudé. No fui feliz. Cumplida no fue su joven voluntad. Mi mente se aplicó a las simétricas porfías del arte, que entreteje naderías. Me legaron valor. No fui valiente. No me abandona. Siempre está a mi lado La sombra de haber sido un desdichado.

LO PERDIDO
¿Dónde estará mi vida, la que pudo haber sido y no fue, la venturosa o la de triste horror, esa otra cosa que pudo ser la espada o el escudo y que no fue? ¿Dónde estará el perdido antepasado persa o el noruego, dónde el azar de no quedarme ciego, dónde el ancla y el mar, dónde el olvido de ser quien soy? ¿Dónde estará la pura noche que al rudo labrador confía el iletrado y laborioso día, según lo quiere la literatura? Pienso también en esa compañera que me esperaba, y que tal vez me espera.

LOS ENIGMAS
Yo que soy el que ahora está cantando. Seré mañana el misterioso, el muerto, el morador de un mágico y desierto orbe sin antes ni después ni cuándo. Así afirma la mística. Me creo indigno del Infierno o de la Gloria, pero nada predigo. Nuestra historia cambia como las formas de Proteo. ¿Qué errante laberinto, qué blancura ciega de resplandor será mi suerte, cuando me entregue el fin de esta aventura la curiosa experiencia de la muerte? Quiero beber su cristalino olvido, ser para siempre; pero no haber sido.

SOY
Soy el que sabe que no es menos vano que el vano observador que en el espejo de silencio y cristal sigue el reflejoo el cuerpo (da lo mismo) del hermano. Soy, tácitos amigos, el que sabe que no hay otra venganza que el olvido ni otro perdón. Un dios ha concedido al odio humano esta curiosa llave. Soy el que pese a tan ilustres modos de errar, no ha descifrado el laberinto singular y plural, arduo y distinto, del tiempo, que es de uno y es de todos. Soy el que es nadie, el que no fue una espada en la guerra. Soy eco, olvido, nada.

UNA DESPEDIDA
Tarde que socavó nuestro adiós. Tarde acerada y deleitosa y monstruosa como un ángel oscuro. Tarde cuando vivieron nuestros labios en la desnuda intimidad de los besos. El tiempo inevitable se desbordaba sobre el abrazo inútil. Prodigábamos pasión juntamente, no para nosotros sino para la soledad ya inmediata. Nos rechazó la luz; la noche había llegado con urgencia. Fuimos hasta la verja en esa gravedad de la sombra que ya el lucero alivia. Como quien vuelve de un perdido prado yo volví de tu abrazo. Como quien vuelve de un país de espadas yo volví de tus lágrimas. Tarde que dura vívida como un sueño entre las otras tardes. Después yo fui alcanzando y rebasando noches y singladuras.

YA NO SERÉ FELIZ
Ya no seré feliz. Tal vez no importa. Hay tantas otras cosas en el mundo; un instante cualquiera es más profundo y diverso que el mar. La vida es corta y aunque las horas son tan largas, una oscura maravilla nos acecha, la muerte, ese otro mar, esa otra flecha que nos libra del sol y de la luna y del amor. La dicha que me diste y me quitaste debe ser borrada; lo que era todo tiene que ser nada. Sólo que me queda el goce de estar triste, esa vana costumbre que me inclina al Sur, a cierta puerta, a cierta esquina.

1 Comments:

At 6:54 p. m., Blogger jelly said...

holiiiiiiiiii
grasas por tu mail, ahora no se aún cual de las historias me gusta o me indentifico más
besoso
yop

 

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