domingo, marzo 11, 2007

Hay un árbol que se alza en medio de nada, que agrietó la tierra y la piedra en su base sin mayor esfuerzo y que metió en esas grietas sus raíces. Y se hizo alto. Hubo un viento que lo fue golpeando, por aquí un día por acá otro, y se hizo firme. Y sin embargo uno lo mira con cuidado y su rectitud se quiebra a medio camino en un suave ángulo, muy marcado, como si alguien lo hubiera quebrado solo a medias y luego el tiempo lo hubiera soldado. Hay un árbol que da una sombra como un reloj, y su sombra se pierde en el otro horizonte, el de atrás el de las montañas, al atardecer. Hay un árbol que no carga frutos pero se corona de flores rojas que al tiempo arroja a sus pies como si los tuviera y necesitara una alfombra noble sobre la que caminar como si pudiera caminar. Hay un árbol que se seca de a poco por aquí y que verdea y crece de a poco por allá. Hay un árbol que todos los días se mira los pies como si tuviera, y cada día los ve más lejos como si pudiera ver.
Hay un árbol que piensa como si pudiera, y cree como si creyera. Hay un árbol que es solo un árbol, como hay muchos árboles, y que no sabe nada, como si pudiera saber algo. Pero es alto, da una sombra larga como un reloj, y se corona de flores rojas, y quiebra la dura piedra, y encuentra de qué vivir en medio de nada.

1 Comments:

At 11:08 a. m., Blogger Hyera said...

No son puerros, son lirios. Y los cardos me gustan más que todos los otros. Y mi metro cuadrado es siempre "nuestro" metro cuadrado... just in case.

 

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